Hola de nuevo a esta serie de artículos sobre los cuidados de los ojos en los niños. Hoy vamos a hablar sobre 10 indicios de problemas oculares de los niños que sus cuidadores no deben dejar pasar si los detectan.
Síntomas oculares infantiles más comunes
La infancia es una época crucial para el desarrollo de una visión sana. Los síntomas de los problemas oculares en los niños pueden ser a veces evidentes y otras veces pueden ser más sutiles.
Es importante detectar y tratar los problemas a tiempo, mientras la visión aún se está desarrollando. Las revisiones periódicas pueden ayudar a proteger la visión de tu hijo a medida que crece.
Un oftalmólogo o un optometrista deben instar a los padres o cuidadores a estar atentos a:
- Enrojecimiento ocular
- Sensibilidad a la luz
- Cambio de visión
- Dolor en los ojos
Si tu hijo experimenta alguno de estos síntomas, es una buena idea pedir cita a un especialista. Si tiene dos o más de estos problemas, puede necesitar atención médica más inmediata.
A continuación, te presentamos otros síntomas oculares infantiles comunes que pueden preocuparte y cómo manejarlos.
Parpadeo o frotamiento
En muchos casos, pero no en todos como veremos, el parpadeo y el frotamiento frecuentes de los ojos se deben a la irritación causada por alergias relacionadas con el polen o los animales. Las alergias pueden tratarse simplemente con algunos tipos de gotas.
También a veces, un cuerpo extraño puede quedar atrapado bajo el párpado y causar irritación. En otras ocasiones el parpadeo también puede ser un tic habitual causado por alergias, estrés o ansiedad.
Otras veces, el parpadeo y el frotamiento repetidos pueden indicar un error refractivo, como la miopía. Un especialista tendrá que revisar la visión de su hijo para averiguar qué ocurre y dar la solución más adecuada.
En raras ocasiones, el parpadeo excesivo puede ser un signo de una enfermedad neurológica; en ese caso tu oftalmólogo te remitirá a un especialista si sospecha de ello.
Manchas en el blanco del ojo
Las manchas en el ojo pueden aparecer por muchas razones diferentes. Presta atención al color y al tamaño de la mancha.
Una mancha de color rojo intenso suele ser una hemorragia subconjuntival. Se trata de un vaso sanguíneo roto que puede dar miedo, pero normalmente es inofensivo y se resuelve por sí solo.
Una mancha gris puede ser un indicador de una condición benigna, pero debe ser revisada por un oftalmólogo. A veces, puede ser un signo de deficiencia de hierro o anemia.
Una mancha marrón suele ser un nevus o peca ocular. Se da con más frecuencia en personas con pelo u ojos oscuros porque producen de forma natural más melanina. Un nevus por sí mismo no indica un problema, pero debe ser vigilado cada cierto tiempo para ver si cambia de color o de tamaño.
Si una mancha aparece después de una lesión en el ojo, visita al oftalmólogo de inmediato.
Ojos dilatados/pupilas grandes
Es muy común que las pupilas de los niños parezcan más grandes (más dilatadas) que las de los adultos. Los niños con ojos claros suelen tener las pupilas notablemente más grandes.
Cuando se exponen a una luz natural o artificial brillante, las pupilas deberían responder haciéndose más pequeñas. Algunos medicamentos también pueden afectar al tamaño de las pupilas. Por ejemplo, los medicamentos utilizados para tratar el TDAH, así como ciertos medicamentos que bloquean el sudor, pueden estimular el agrandamiento de las pupilas.
Si una de las pupilas parece constantemente más grande que la otra, o si le preocupa la reacción de la pupila de tu hijo, acuda a un oftalmólogo pediátrico para que lo evalúe.
Ver manchas en la visión
Las manchas o moscas volantes en la visión pueden parecer motas grises o negras, hilos o telarañas. En ojos por lo demás sanos, se deben a la estructura natural del gel vítreo del interior del ojo, que proyecta sombras sobre la retina.
Las moscas volantes son más frecuentes en los adultos mayores, pero también pueden aparecer en los niños. Las moscas volantes ocasionales suelen ser inofensivas.
Las moscas volantes múltiples y nuevas o las que van acompañadas de luces parpadeantes o de una cortina de pérdida de visión, pueden indicar un desgarro de la retina o una inflamación en el interior del ojo. Si esto ocurre, lleve a tu hijo al oftalmólogo de inmediato.
Molestias o picores
El picor y/o las molestias suelen ser una condición temporal asociada a las alergias estacionales.
Las alergias oculares también pueden provocar lagrimeo y/o sensación de ardor y/o párpados hinchados. Las personas que tienen alergias oculares suelen tener también alergias nasales, con picor y congestión nasal y estornudos.
La caspa de las mascotas, el polvo, el polen, el humo, los perfumes e incluso los alimentos pueden provocar una reacción alérgica en el ojo.
Si las molestias van acompañadas de un enrojecimiento y una secreción pegajosa o viscosa, puede ser un signo de conjuntivitis viral o bacteriana, también conocida como conjuntivitis.
El oftalmólogo puede ayudar a diagnosticar las alergias y todos los tipos de conjuntivitis y proporcionar tratamientos para aliviarlas.
Dormir con los ojos abiertos
Cuando los niños entran en un sueño profundo, es bastante común que sus ojos se abran un poco e incluso se muevan. Por lo general, esto no es problema y ni es motivo de preocupación.
Si los niños duermen con frecuencia con los ojos abiertos en una habitación con aire acondicionado o con un ventilador, los ojos pueden resecarse, enrojecerse e irritarse al despertar.
Tu oftalmólogo u optometrista pueden sugerirte una pomada o gotas para los ojos que le ayuden a mantenerlos suficientemente húmedos y a prevenir daños en la córnea.
Costra o gota en los ojos
La secreción del ojo puede secar los párpados y las pestañas y provocar “ojos costrosos”. Las costras en los ojos pueden estar causadas por la blefaritis, o la inflamación de las glándulas sebáceas del párpado.
Un conducto lagrimal obstruido también puede estar asociado a los ojos con costra. Esto ocurre cuando el sistema de drenaje del ojo para las lágrimas está obstruido y las lágrimas no se pueden drenar normalmente. Esto puede dar lugar a un ojo acuoso, irritado y/o crónicamente infectado.
La conjuntivitis también puede causar ojos pegajosos o con costras. Un oftalmólogo pediátrico debe evaluar los ojos con secreción seca o húmeda y proporcionar el tratamiento correcto.
Ojos desalineados
Si un ojo se desvía hacia dentro, hacia fuera, hacia arriba o hacia abajo, es un signo de estrabismo.
El estrabismo puede perjudicar el desarrollo de la visión, ya que ambos ojos deben apuntar juntos al mismo punto para ver correctamente. Si no se trata, el estrabismo puede provocar ambliopía, una condición en la que el ojo desalineado tiene una visión más débil.
Un oftalmólogo u optometrista debe diagnosticar el estrabismo y proporcionar tratamiento lo antes posible.
Inclinación de la cabeza o taparse un ojo
Una serie de condiciones oculares y de desarrollo diferentes pueden hacer que un niño incline la cabeza o se tape un ojo. Puede que estén ajustando el ángulo de visión para intentar aumentar la claridad. Esto puede indicar que los ojos están desalineados o que el niño tiene un ojo vago, también llamado ambliopía.
La inclinación de la cabeza también podría indicar un error de refracción. Algunos niños con astigmatismo giran la cara hacia un lado para ver más claramente.
Los niños con miopía pueden mirar los objetos con la barbilla hacia arriba para ver mejor. Los niños con hipermetropía tienden a enfocar con la barbilla hacia abajo.
La parálisis del cuarto nervio, una rara enfermedad congénita que puede paralizar un determinado músculo del ojo, también puede provocar una inclinación de la cabeza.
Si notas que un niño inclina la cabeza o se tapa un ojo, llévalo a un oftalmólogo u optometrista para que lo evalúe.
En Óptica Real nos preocupa mucho la salud visual de tu hijo, por eso tenemos las últimas tecnologías y programas para detectar y proponer soluciones para los problemas visuales de tu hijo.
No dudes en pedir una cita porque para nosotros los niños también son prioritarios.
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